Malmö no es una ciudad monumental preciosa ni te atrapa cuando llegas, especialmente si llegas en un otoño oscuro y especialmente si te gustan las ciudades grandes y bulliciosas. Como una buena amistad, se tarda un tiempo en conocer la ciudad, lo que en ella pasa y el espíritu que la moldea.

Los malmeños se regodean de ser unos ciudadanos con poco estrés. La gente habla con cierta sorna de lo estirados que son los de Estocolmo y lo rápido que van siempre. Aquí la vida en bici de arriba abajo, los cafés, los paseos, el mar y las charlas marcan el día a día. Con sus 300000 habitantes, casi todo está a no mas de 20-30 minutos y el trato diario no es nada impersonal, es fácil ver caras conocidas por la calle y por los sitios que uno frecuenta.

Malmö es también una ciudad con identidad propia. Una ciudad de clase trabajadora que entró en decadencia en los años 80, que lucha por reinventarse, y, esto me encanta, es una ciudad que sabe a donde quiere ir. La planificación urbana, el apoyo a las nuevas empresas o la apuesta por la sostenibilidad son trozos de una estrategia que está transformando una ciudad que vivía de hacer barcos a una ciudad verde y del conocimiento.

Es llamativo ver la cantidad de eventos culturales y empresariales que se organizan, y no solo desde arriba. Colectivos y particulares suelen ser los que comienzan la iniciativa y luego reciben el apoyo del gobierno de la ciudad. Algunos ejemplos de cosas guays de Malmö:
(google translator funciona mas o menos bien del sueco al inglés, no muy bien del sueco al Español)
Read the rest of this entry »