¿Estaba despierto o dormido? No podía abrir los ojos ni tampoco dejarlos cerrados.

“Como una cara porcelana china blanca como una cara bonita dibujada por Botticcelli en el Siglo XXI” Todo eso pensaba mientras se recreaba en ella. Desbordado, sinestético perdido entre el sonido del aroma, la visión del aliento y el gusto de su calor. Después niebla, y después, entre susurros, se fue.

Hoy se ha despertado y hace frío. Camina de un lado a otro feliz y confuso hasta terminar de nuevo tumbado en la cama, preguntándose si anoche estuvo despierto o estuvo dormido.

El hedonista mas borde e imprescindible de la blogosfera hispana habla del placer como la capacidad de percibir matices. Creo que puede ser una buena definición.

Con el tiempo, pero sobre todo en los últimos años, he empezado a apreciar cosas que antes me pasaban desapercibidas. No hablo de cosas importantes por sí mismas, sino de cosas pequeñas que se vuelven importantes. Tener luz acogedora en el dormitorio. Pasar una hora cocinando sin prisa, con buena música de fondo, y después degustar el resultado con orgullo. Beber una copa de ron Miel mientras leo tumbado en la cama. Una pequeña lista de placeres ocasionales a la que no dejo de añadir elementos. Una pequeña serie de tonterías que hacen la vida mas bonita.
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